Las Estrellas de Gigi

· SINOPSIS

Los relatos de Pacolo, nos adentran en las temporadas veraniegas y de invierno que los pequeños hijos del novelista norteamericano Ernest Hemingway pasan en compañía de sus amigos cubanos en San Francisco de Paula, La Habana. En una alternancia entre el escritor, pescador y cazador de presas vivas o submarinos alemanes, y el padre que procura la mejor de las vacaciones para sus hijos; esta historia descubre un Hemingway pasional y comprometido, un Pacolo enamorado de la época en que el escritor era para él y sus amigos un hermano mayor muy divertido, y la fábula mejor contada sobre unos pequeños peloteros que competían entre sí por el cariño a su PAPA, como solían llamarle cariñosamente a Hemingway.

Nota: se cambió en nombre de Cayuco real por el de (Pacolo)

SINOPSIS ARGUMENTAL

En compañía de un amigo y su esposa Martha Gellhorn, Ernest Hemingway llega a Finca Vigía para conocer la propiedad que pretendía habitar la pareja; se encuentran con un grupo de chicos de entre 10 y 12 años que practican pelota cerca de la verja de entrada. Ernest, atraído por los rústicos implementos deportivos con que estos jugaban se presenta y pregunta ¿Qué hacen?, los chicos responden: Jugamos pelota con el equipo, él vuelve a preguntar ¿con cuál equipo? Y mientras los niños responden señalando al grupo Ernest continúa impresionado con el equipo del que disponían estos chicos de un área semi-rural, pobres y divertidos que de un palo y un trapo amarrado en forma circular hacían sus implementos deportivos de juego y diversión favorita.

Al salir de su primera visita a Finca Vigía y a sabiendas de que allí permanecería alquilado junto a su esposa por algún tiempo se reencuentra con los niños a la salida y les promete que, en las vacaciones, cuando traiga a sus hijos, formaría un equipo con todos ellos para que jueguen con implementos de verdad, que él mismo proporcionaría.

Ernest cumple con su palabra y en las vacaciones de 1940 llegan a Cuba Patrick, Gregory y los implementos deportivos.

Así comienza una historia de amor entre “Papa”, como solían llamarle al escritor, y Las estrellas de Gigi como nombró al equipo de béisbol, en homenaje a su hijo más pequeño Gregory al que él llamaba Gigi.

Muy pronto “Papa”se convertiría en una especie de dios para estos chicos de clase pobre, sin recursos y sin más infinito que el de San Francisco de Paula. Comenzó a llevarlos a los clubes exclusivistas donde solo entraba gente rica y de raza blanca; les proporcionaba algo de dinero a cambio de favores innecesarios; le aportaba conocimientos, valores y les educaba, ayudándoles a cumplir los sueños que jamás hubiesen podido sus padres aun cuando lo desearan con toda su alma.

Mientras los niños Patrick y Gigi pasaban sus vacaciones en la tropical isla del son, los chicos de San Francisco de Paula casi vivían en la finca Vigía, allí disfrutaban de los juegos, se bañaban en la piscina, jugaban con las mascotas, merendaban manjares, y ostentaban de tener un segundo padre, y era justamente ese el tratamiento que el escritor les entregaba. Pero “Papa” no solo era padre de estos chicos, era también esposo, escritor, amante de las cuestiones bélicas, además de naturalista, aventurero y bohemio, frecuentando las tardes y noches del Floridita y la terraza de Cojímar escenarios que exhiben el pensamiento, intenciones e intereses del intelectual, político, combatiente y admirador de La Habana sonera, la Habana culta y la Habana política.

Una vez terminadas las vacaciones los niños Patrick y Gigi regresaban a los Estados Unidos y los chicos de San Francisco de Paula a su cotidianidad ayudando a sus familias con la leña, el carbón o los mandados, andaban por la finca jugando béisbol, con el permiso del mayordomo a cargo, o se les veía en las calles del pueblo haciendo travesuras como parte de sus propias costumbres, tradiciones y modo de vida. en aquel poblado desprovisto de toda riqueza material.

Como parte también de esa necesidad humana intrínseca de soñar, la imaginación de estos pequeños que competían por el cariño de su “Papa” jugaban a inventarse historias recordando el tratamiento especial hacia cada uno de ellos por parte de “PAPA”. Pacolo, que no podía quedar atrás, se inventa un paseo y patrullaje sobre el Pilar por la cayería norte de Cuba donde atacan a un Submarino alemán; quizás, este pasaje fantástico más que la fértil imaginación de un niño en la actualidad con ochenta años, pudo haber sido no solo un anhelo de él sino también del propio “Papa,” quien muy pronto tendría mucho que ver con la búsqueda de submarinos alemanes por las aguas del caribe.

Por su parte “Papa” junto a Gregorio, el capitán de su yate Pilar, e indistintamente unos u otros amigos, zarpaba desde el muelle de Cojímar para ir de pesquería en otras aguas de las costas de Cuba, donde el universo marítimo regala una gama impresionante de colores y especies. Otras veces la cacería era su atracción, así llega a la Ciénaga de Zapata donde disfruta de la captura de cocodrilos y la caza de otras presas menos peligrosas, pero igual de divertidas.

Cada verano regresaban a finca Vigía los niños Patrick y Gigi, y también “Papa”, de esa manera se reanudaban los juegos, las salidas en grupo y en familia.

Pacolo, quien nos cuenta esta historia, vive junto a los hermanos Hemingway, Papa y Gregorio una experiencia fantástica cuando lo invitan a visitar la barrera coralina de Jardines del Rey (segunda en importancia a nivel mundial con 400 Km de extensión); esta travesía nos regala un paradisiaco espectáculo natural de aguas cristalinas y especies impresionantes, habitantes del océano y es –además- un recorrido previo al patrullaje que pronto protagoniza “Papa” en compañía de sus amigos vascos a quienes conoce desde la guerra civil española y que al igual que él radicaban en Cuba para esa época.

En medio de la Segunda Guerra Mundial el escritor busca la paz y el encanto de la isla para su goce espiritual e intelectual, pero Cuba no quedaría fuera de los acontecimientos que marcaban la época y tras el ataque japonés a Pearl Harbor, en diciembre de 1941 se suma la declaración de guerra al Ejercito hecha por Estados Unidos. “Papa” asume tal situación como suya y se inserta obsesionándose en la cacería de submarinos alemanes en la costa norte de Cuba, comienza entonces un periodo de distanciamiento y ausencia de la Ciudad de La Habana, su hogar, su gente y su esposa.

Ya para el año 1943, cuando “Papa” regresa del patrullaje descubre que su esposa lo ha abandonado para siempre; ella tenía sus compromisos como corresponsal de guerra y él los suyos como corresponsal, escritor, y combatiente contra el fascismo alemán.

Los integrantes de Las estrellas de Gigi –aun cuando seguían siendo adolescentes o incluso niños- se ven obligados por la vida a trabajar para generar ingresos y ayudar en sus hogares, ese fue el último año que jugaron como Las Estrellas de Gigi el único que Pacolo recuerda con mucho dolor, se acabaron los juegos, dejó de ver a su “Papa”, y la finca se convirtió en un lugar de paso donde preguntar al portero con ansias si los chicos vendrían el próximo verano.

A setenta y tantos años de entonces, en el 2016 este señor Pacolo, octogenario, continúa con ansias de volver a jugar y revivir las sensaciones de un buen partido en la Finca Vigía y son los peloteros actuales junto a sus padres quienes le cumplen el sueño luego de gestionar y aprobarse el proyecto de formar un equipo oficial de la categoría 11-12 años con sede en los terrenos de Finca.

Así, entre historias: fábulas y realidad a quien el propio Papa llamara Pacolo Jonronero vuelve a ver abiertas las puertas de La Vigía para recibir a un equipo uniformado con perspectivas, sueños y compromisos, ahora más, con y por el recuerdo y la memoria del gran Papa Ernest Hemingway y sus hijos Patrick y Gigi.

La Vigía recibe entonces a las estrellas de Gigi 2 y a Pacolo Jonronero quien hace el primer lanzamiento para inaugurar el juego con la mejor de las sonrisas dibujada en su rostro octogenario y en su eterno espíritu infantil.